El 27 de febrero, una simple disputa por un lugar de estacionamiento fuera del Colegio Loreto en Puebla se transformó rápidamente en un escándalo viral que sacudió las redes sociales. Un joven, identificado como Wero Aguayo, estacionó su vehículo en un espacio cercano a la escuela, sin ningún tipo de señalización que prohibiera hacerlo. Sin embargo, al regresar a su automóvil, se dio cuenta de que su vehículo había sido rayado y se le habían colocado volantes en el parabrisas acusándolo de estacionarse indebidamente.

Al percatarse de los daños, Aguayo decidió dirigirse al Colegio Loreto para exigir explicaciones, ya que no había ninguna señalización que indicara restricciones para estacionarse en esa zona. En la institución, una de las trabajadoras reconoció que los volantes habían sido colocados por ellas mismas, argumentando que el espacio estaba destinado exclusivamente para los padres de familia. Sin embargo, cuando el joven pidió que le ayudaran a retirar los volantes, la situación comenzó a escalar, ya que consideraba que dicha acción era injusta y sin fundamento, dado que no había señales oficiales que lo respaldaran.

La acusación de acoso causó conmoción en redes sociales
Lo que parecía ser un simple reclamo se transformó en algo mucho más grave cuando, al notar que estaban siendo grabadas, las trabajadoras del colegio comenzaron a reaccionar de manera agresiva. En un momento, una de las empleadas, con actitud desafiante, le dijo a Aguayo: “Ay, adiós, sígueme grabando, güey”, mientras la otra mujer lo insultó, llamándolo “gato” e “indio”. Esta actitud de las trabajadoras se grabó en video, y fue rápidamente compartida en redes sociales, lo que intensificó la controversia.

La situación se complicó aún más cuando, más tarde, una de las trabajadoras pasó cerca del joven en su automóvil y lo acusó públicamente de acoso. “El señor acosador”, exclamó mientras difundía el rostro del hombre en grupos de padres y otros círculos cercanos al colegio. La falsa acusación de acoso sexual sorprendió a muchos usuarios en las redes sociales, quienes comenzaron a cuestionar la ética profesional de las empleadas de la institución educativa. La difusión del video y las acusaciones desmesuradas crearon una tormenta en línea, con miles de comentarios criticando la actitud de las trabajadoras.

Respuesta del Colegio Loreto: Disculpas pero sin detalles claros
Ante la presión y el creciente malestar social, el Colegio Loreto emitió un comunicado en su página oficial de Facebook. En el escrito, la institución ofreció sus disculpas por la actitud de las empleadas involucradas, reconociendo que sus acciones no estuvieron alineadas con los valores que la escuela promueve. Afirmaron que la situación fue inaceptable y generó preocupación tanto en la comunidad educativa como en los padres de familia.

El comunicado también señaló que se tomarían “medidas internas” para asegurar que situaciones similares no se repitieran en el futuro. Sin embargo, la institución no especificó qué tipo de sanciones se aplicarían a las trabajadoras responsables de la acusación falsa ni detalló cómo se mejoraría el manejo de incidentes similares. Esto dejó a muchos cuestionando la efectividad de los protocolos internos del colegio y su capacidad para prevenir comportamientos inapropiados por parte de su personal.
Grabar el video salvó al joven de la acusación de las mujeres
El caso generó un debate intenso sobre el abuso de poder, la difamación y las falsas acusaciones de acoso, temas que continúan siendo altamente sensibles en la sociedad. En las redes sociales, varios usuarios expresaron su indignación por las palabras de las trabajadoras del Colegio Loreto, especialmente por la forma en que trataron al joven, llamándolo “gato” e “indio”, insultos que muchos consideraron completamente inapropiados y poco profesionales para personas que trabajan en un entorno educativo.
Además, se generó una fuerte preocupación entre los padres de familia sobre la calidad de la educación y la formación ética que los niños podrían estar recibiendo de parte de los empleados de la institución. La comunidad educativa del Colegio Loreto fue puesta bajo la lupa, y muchos se cuestionaron si la institución realmente estaba capacitando adecuadamente a su personal para manejar situaciones de conflicto de manera respetuosa y profesional.
En medio de la controversia, el joven afectado, Wero Aguayo, decidió presentar denuncias ante las autoridades correspondientes por las falsas acusaciones de acoso y los daños a su vehículo. Además, destacó en sus redes sociales la importancia de que los padres presten atención a la clase de valores que se enseñan en los colegios donde sus hijos están matriculados.
Mira a continuación los VIDEOS con los que el Wero Aguayo demostró que era falsamente acusado:
Video 1. El Wero Aguayo solicita el retiro de los carteles del auto.
Video 2. Trabajadoras del Colegio Loreto se percatan que las graban.
Video 3. Trabajadoras del Colegio Loreto acusan de acoso al Wero Aguayo
Aunque el caso sigue en proceso de investigación, la indignación en redes sociales persiste. Los comentarios continúan enfocados en la falta de transparencia por parte del Colegio Loreto y la necesidad urgente de implementar protocolos más estrictos para evitar que situaciones similares se repitan. En tanto, la institución continúa bajo la presión de esclarecer los hechos y aplicar las sanciones necesarias para restaurar la confianza de la comunidad.
Este caso refleja la preocupación creciente sobre cómo las falsas acusaciones de acoso pueden tener repercusiones graves en la vida de las personas involucradas, así como sobre la responsabilidad de las instituciones educativas para actuar con ética y profesionalismo en todas las situaciones que afectan a sus estudiantes, empleados y comunidad.
De 'Lady Uber' a 'las maestra de Loreto': la facilidad con la que pueden destruir la vida de un hombre
Ambos casos —el de Lady Uber y el del Colegio Loreto— comparten un patrón común: la facilidad con la que una mujer puede señalar a un hombre de manera injusta. En el primer caso, una mujer acusó falsamente a un conductor de Uber de acoso tras un incidente en el que se negó a bajarse de su vehículo, desatando una ola de críticas en línea. De manera similar, en Puebla, unas mujeres del Colegio Loreto acusaron a un hombre de acoso sin justificación alguna, lo que llevó a una viralización masiva del video, salvando la reputación del acusado.
Este enfoque no solo une los dos incidentes, sino que también pone de manifiesto la creciente preocupación sobre el uso de plataformas digitales para dañar la reputación de alguien sin pruebas claras. Ambas situaciones también apuntan a la necesidad urgente de establecer protocolos más claros sobre cómo manejar estos conflictos para evitar consecuencias irreparables.
*IC














