El conflicto en Siria ha alcanzado uno de sus puntos más letales en los últimos 14 años. Tras intensos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad sirias y grupos leales al depuesto presidente Bashar al Assad, el número de muertos ha ascendido a 1,018.
Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), entre las víctimas se cuentan 745 civiles, 125 elementos de seguridad y 148 milicianos. Impactantemente, al menos 532 civiles fueron ejecutados en crímenes de venganza, la mayoría pertenecientes a la comunidad alauita, una minoría religiosa estrechamente ligada al régimen de Al Assad.
Ejecuciones, saqueos y cierre de escuelas
Los informes revelan que muchas de las víctimas fueron ejecutadas por motivos confesionales, además de ser atacadas durante saqueos de casas y propiedades. Ante la ola de violencia, el ministro de Educación, Nazir al Qadri, ordenó el cierre temporal de las escuelas en las provincias de Latakia y Tartús.
Por su parte, las iglesias sirias condenaron las masacres de civiles inocentes y exigieron el cese inmediato de los ataques.
El jefe del OSDH, Rami Abdurrahman, advirtió que estos actos de venganza contra alauitas cesaron en la madrugada de ayer, pero enfatizó que esta matanza es una de las más sangrientas del conflicto.
El ejército sirio toma control de las regiones afectadas
Mientras tanto, el gobierno sirio, a través de la agencia estatal Sana, confirmó que las fuerzas de seguridad han recuperado gran parte del territorio que estaba en manos de los seguidores de Al Assad. Como medida de emergencia, se cerraron todas las carreteras que conducen a la región costera para prevenir nuevos ataques y restaurar la estabilidad.
Las autoridades también desplegaron operativos en Jableh, Tartús y Latakia para restablecer el orden, logrando la detención de numerosos saqueadores.
Funerales y éxodo de familias sirias
El horror de los enfrentamientos quedó evidenciado ayer cuando los cuerpos de 31 víctimas de ataques de venganza fueron enterrados en una fosa común en la aldea de Tuwaym. Entre los fallecidos había nueve niños y cuatro mujeres. Fotos del funeral fueron enviadas a la agencia informativa estadounidense AP, mostrando los cuerpos cubiertos con tela blanca antes de su entierro.
Más tarde, en la aldea de Al Janoudiya, se llevó a cabo el funeral de cuatro guardias de seguridad sirios que murieron en combate.
Mientras tanto, la crisis humanitaria sigue en aumento. Cientos de familias sirias han comenzado a huyir hacia el Líbano, cruzando la frontera norte del país con lo poco que pudieron llevar. Según el diario libanés L’Orient-Le Jour, muchos desplazados atravesaron a pie el río Naher el Kabir, cargando bienes básicos en su intento por encontrar refugio.
El trasfondo de un conflicto marcado por la venganza
Según el medio France24, la comunidad alauita representa entre 10 y 12% de la población siria, mientras que el 74% de los habitantes son sunitas. Con el gobierno de la familia Al Assad, los alauitas gozaron de privilegios políticos, militares y económicos, lo que generó un profundo resentimiento entre la mayoría sunita.
La analista internacional Sofía Gómez Mansur explicó que esta brecha histórica ha alimentado los deseos de venganza, exacerbando el conflicto hasta niveles alarmantes.
La situación en Siria sigue siendo crítica y el mundo observa con preocupación.
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