El día de hoy, la Cámara de Diputados vivió una jornada de intensas disputas políticas y emocionales, luego de que se rechazara la solicitud de juicio de desafuero contra el exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, acusado de abuso sexual contra su media hermana. Con 291 votos a favor de legisladores de Morena, el PVEM y el PT, se desechó el dictamen que buscaba dar entrada a la procedencia del juicio, lo que causó una gran indignación entre las diputadas que defienden los derechos de las mujeres y las víctimas de violencia.

El ambiente de la sesión
En medio de una tensa atmósfera en el recinto legislativo, Blanco Bravo, quien se encontraba arropado por algunos de sus aliados cercanos al grupo de Ricardo Monreal, se defendió afirmando que las acusaciones en su contra eran injustificadas. Durante su intervención, el exgobernador aseguró estar dispuesto a ir ante la Fiscalía sin temor, afirmando que su conciencia estaba tranquila y que no había cometido ningún delito. Con una actitud desafiante, Blanco destacó: “Estoy aquí dando la cara”, a lo que las diputadas presentes respondieron con abucheos y gritos en su contra.
El enfrentamiento fue particularmente fuerte con Ivonne Ortega, líder de Movimiento Ciudadano, quien subió a la tribuna para confrontar al exgobernador. A pesar de los intentos de algunos diputados por desestabilizarla, Ortega resistió y defendió con firmeza a las mujeres víctimas de violencia sexual. Sin embargo, finalmente fue retirada de la tribuna, lo que desató aún más la ira de las diputadas que se sintieron silenciadas en su lucha por justicia.
La sororidad rota
Una de las situaciones más controversiales de la jornada fue la actitud de las diputadas de Morena, quienes, lejos de solidarizarse con las mujeres que exigen justicia por los casos de abuso sexual, lanzaron gritos de apoyo a Blanco, desestimando cualquier principio de sororidad. Durante la intervención del exgobernador, un grupo de diputadas morenistas le gritó repetidamente: “¡No estás solo!”. Este respaldo público a Blanco, acusado de un crimen tan grave, enfureció aún más a quienes esperaban que el Congreso apoyara a las víctimas en lugar de proteger a los presuntos agresores.
Mientras tanto, en las filas del PT, sólo un puñado de diputadas se mostró en desacuerdo con la postura mayoritaria de su bancada. Solo nueve legisladoras del PT votaron en contra del desafuero, mientras que en el PVEM, solo dos diputadas se atrevieron a pedir que Blanco fuera llevado ante el Ministerio Público para rendir cuentas sobre las acusaciones en su contra.
La respuesta fuera del Congreso
Fuera del recinto, la indignación también se desbordó. La activista Yndira Sandoval Sánchez se enfrentó a una diputada del PVEM que había apoyado la postura de sus compañeros, gritándole “¡Fuera traidora!” mientras la legisladora se excusaba, afirmando que no había votado a favor del desafuero.
La discusión en San Lázaro, sin embargo, no terminó ahí. El presidente de la Sección Instructora, Hugo Éric Flores Cervantes, quien se ha mostrado como un férreo crítico de Blanco, presentó un dictamen que argumentaba que la carpeta de investigación en el caso carecía de objetividad y no seguía los lineamientos establecidos para investigar delitos sexuales con perspectiva de género. Según Flores Cervantes, la falta de un enfoque técnico y profesional en la investigación había comprometido la validez de la acusación.
Un día de divisiones y frustración
La jornada en el Congreso terminó con la sensación de que la división política sigue profundizándose en temas tan sensibles como la violencia de género. Las diputadas que esperaban que el Congreso se posicionara a favor de las víctimas de abuso sexual quedaron devastadas, viendo cómo un caso tan grave se desestimaba por razones políticas. La falta de apoyo institucional a las mujeres y a las víctimas de violencia sigue siendo una cuestión pendiente en la agenda legislativa, mientras la ciudadanía observa con creciente preocupación.
Al finalizar la sesión, Cuauhtémoc Blanco dejó claro que, a pesar de las tensiones dentro del Congreso, su habilidad para escapar sigue siendo intacta, ya que abandonó rápidamente el recinto legislativo mientras la tensión aún se respiraba en el ambiente.
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